Los pentagramas saturados de figuras y signos musicales; las corcheas, negras, fusas y
semifusas esgrimiendo sus más melodiosos sonidos; todo el mundo de la música en virtud de
la música. Es que Rubén Jacob hace posible que nos desplacemos a través de sus textos
poéticos, y que a la vez seamos los intérpretes de esos instrumentos musicales protagónicos
de cada obra. La magia de los sentidos y de las melodías se confabulan para no quedar
ajenos a esta realidad tan irreal… una confabulación para acercarnos a esos ecos de
Tartini, Couperin o Vitali, entre otros; y todo eso enmarcado dentro de una gran Llave de
Sol.