Amastris sitúa su escritura en el país del Norte, sin abandonar la memoria del Perú. Filadelfia se aúna en el recuerdo con Piura, iniciando el recorrido del libro a través de unas delicadas y bellas prosas poéticas. «Nadie toca la canción –dice en un poema– sólo yo & la memoria»; una memoria que comienza de forma casi pictórica a orillas del río Cooper, y que después viaja hacia el río Piura. El título Amastris pareciera insinuar estos dibujos poéticos y paganos que se confabulan con el amor y el erotismo de ninfas bañándose «calatitas». Los primeros textos se mantienen en la orilla, pero al avanzar las letras se confunden con el río y el mar.